Realizado en el siglo XVIII, según Hernández Díaz recuerda las obras del maestro Cristóbal de Guadix, es estilo barroco y está formado por un solo cuerpo, sostenido por pilastras y dos grandes columnas salomónicas y en cuyo centro, mediante un arco de medio punto, se deja ver, como si estuviese enmarcada, la sagrada imagen del Cristo de la Vera-Cruz, y a sus pies el sagrario, con bella cúpula finamente estriada, y en cuya puerta figura una preciosa pintura de la Virgen Dolorosa.
A este retablo pertenece el dosel que adorna el altar en el que oficia la santa misa, en que figura la leyenda “Operatus est salutem in medio terrae”.