Stmo. Cristo de la Vera Cruz

Stmo. Cristo de la Vera-Cruz

STMO. CRISTO DE LA VERA-CRUZ

        Impresionante escultura fechada en marzo de 1500, creada por anónimo escultor, siendo Arzobispo de Sevilla Don Diego Hurtado de Mendoza (1485-1502). En opinión de algunos especialistas pertenece a la escuela de Gil de Siloe y esta considerada como el Crucificado más antiguo de la provincia de Sevilla, que sale en procesión. Realizada en una sola pieza, y ahuecada en madera noble, por un desconocido artista que dejó en ella la impronta del arte de dos siglos. Magnífica imagen de bulto redondo, que está entre la transición del último gótico y principio del renacimiento, conservando del primero el acentuado realismo, el marcado patetismo y la típica curva, y ya del segundo, aunque de modo incipiente, ese culto a la proporción clásica y ese afán a la belleza idealista.

            Hoy, admiramos al Cristo en su pureza artística primitiva, tras la laboriosa restauración realizada en junio de 1985, por el profesor D. Francisco Peláez del Espino, que le devolvió el rostro con que fue  esculpido en el año 1500 y que fue ocultado por una mascarilla al estilo barroco en la restauración llevada a cabo en 1892.   

LA LEYENDA DE LOS TRES CRISTOS

    Desde tiempo inmemorial se conserva en esta Villa una venerable leyenda, trasmitida por tradición oral, en la que se narra un memorable prodigio, relacionado históricamente, con el destino del Cristo de la Vera-Cruz:

    Cierta carabela había partido del puerto de Sevilla con destino al Nuevo Mundo recién descubierto… Entre la tripulación, iba un grupo de misioneros franciscanos, que iban a las nuevas tierras para evangelizarlas y fundar tres misiones, pues llevaban en la bodega, entre las mercancías, tres imágenes de Crucificados como titulares de las fundaciones… A la hora de partir la carabela, aún con viento y corriente favorable, no navegaba, por lo que el capitán ordenó aliviar la carga, pensando que se encontraba varada, y entre los bagajes, desembarcó uno de los Crucificados, momento en que el barco comenzó a moverse, por lo que pensaron que se trataba de un milagro, que significaba el deseo de que permaneciese allí, quedándose dicha imagen en Sevilla… Poco después, al pasar el barco frente a la Hacienda de Valparaíso, término de San Juan de Aznalfarache, esté se paró de nuevo, por lo que se volvió a dar órdenes de aliviar la carga, dándose la circunstancia de que en el instante en que se bajó el segundo de los Crucificados, la nao se puso, otra vez a navegar, lo que les llevó a dejar dicha imagen en la capilla de la indicada Hacienda… Continuando su curso hacía la mar, la nao volvió, por tercera vez a pararse; esta vez, frente a Coria, al pie del Cerro de San Juan, por lo que dado lo sucedido en las dos ocasiones anteriores, comenzaron a aliviar nuevamente la carga, hasta que, bajado el tercero de los Crucificados, el barco reinició sus movimientos, razón por la que decidieron depositar esta tercera imagen en la ermita de San Juan Bautista… Desde el puerto coriano, siguió la flota rumbo hacía a la mar, llevando al Nuevo Continente el Evangelio, y en donde fundaron la ciudad de Vera-Cruz, en Nueva España…

    Estos tres Cristos son: el primero el de la Vera-Cruz de Sevilla, que se encontraba en el antiguo convento de la Plaza de San Francisco; el segundo, el de Valparaíso, y, el tercero, nuestro Cristo de la Vera-cruz de Coria ubicado en la ermita de San Juan o del Cerro.